El
investigador del Conicet, Esteban Jobbágy, sugirió adoptar un
esquema agrícola “que consuma más agua”. Además, puso en duda
la efectividad del paquete millonario de obras anunciado por la
Nación.
por Ignacio
Castro
Mientras
miles de hectáreas del sur cordobés y del norte pampeano siguen
bajo el agua y una gran masa hídrica jaquea a campos que pocas veces
se vieron inundados, ya se vaticinan importantes pérdidas en las
cosechas. A la vez, se debate cómo incide el modelo de producción
agropecuaria y si las obras planificadas para contrarrestar los
inconvenientes representan realmente una solución integral al
problema.
El
ingeniero agrónomo Esteban Jobbágy integra el grupo de Estudios
Ambientales del Instituto de Matemática Aplicada de la Universidad
de San Luis (Imasl), que depende del Conicet.
Desde
hace 15 años estudia el comportamiento de los suelos y de sus
investigaciones concluye que las inundaciones no sólo dependen de la
cantidad de lluvia precipitada, sino también de cuánto absorben los
suelos y su directa relación con la napa freática (acumulación de
agua subterránea).
En
ese contexto, profundiza en el tema y se permite aseverar que “se
están viendo procesos erosivos de agua subterránea que hace 10.000
años no ocurrían”.
“Lo
que estamos viendo son ‘inundaciones en cámara lenta’, como yo
las llamo, y tienen que ver con la llegada de las napas freáticas a
la superficie”, describe el científico. Para Jobbágy, la
vegetación juega un papel fundamental en el control de napas. “El
uso de agua en la agricultura actual es bastante más bajo que la
utilización de agua que hacen las pasturas, los montes y los
pastizales naturales, lo que se ha ido generando es una acumulación
de excesos de agua que hace que sea más fácil inundar la llanura
que antes”, explica.
Productores
de la zona del sur de Córdoba, pero principalmente del norte de La
Pampa, ven cómo campos que nunca se inundaron, hoy están bajo el
agua. “Tenemos un sistema agrícola que antes no teníamos. Lo que
hemos identificado con nuestro grupo de trabajo es que por un lado
está el desmonte en la llanura chaqueña y por otro lado en zonas,
como el sur de Córdoba, donde hay un abandono del sistema de
pasturas, de pasto llorón, de alfalfa y pastizal natural, los cuales
tenían la característica de usar más agua todos los años”,
sostiene.
Pese
a que parezca contradictorio, para Jobbágy “la raíz de las
inundaciones está en los años secos”.
“Supongamos
que ahora vienen tres años secos. Las napas van a bajar hasta donde
estén las raíces de nuestros cultivos, o sea, a los tres metros de
profundidad cuando antes lo hacían a los seis metros. Lo que hace
que hoy tengamos un balde más chiquito y cuando lo llenamos, nos
inundamos”, ejemplifica. El investigador sostiene que “hoy se ven
las consecuencias en lugares del país donde se registran situaciones
históricas con las inundaciones, como es el caso de Santiago del
Estero o San Luis, donde estamos viendo procesos de erosión por agua
que no ocurrían en los últimos 10 años. Tenemos que reconocer
estas señales y hacer un esquema agrícola capaz de consumir más
agua”, enfatiza.
“Las
obras no van a resolver
el problema”
En
los últimos días, los responsables de las carteras de Agricultura
de las provincias de Córdoba, Buenos Aires y La Pampa avanzaron en
la coordinación conjunta de millonarias obras que financiará la
Nación con el objeto de descomprimir la situación hídrica.
Para
Jobbágy, tal intervención puede constituir sólo un paliativo al
problema de las inundaciones y no una solución definitiva.
“Las
obras no van a resolver el problema masivo de los campos anegados.
Son sólo útiles en el momento de máxima inundación y lo que van a
hacer es aliviar levemente el problema de encharcamiento o
anegamiento. Por supuesto es importante para los pueblos, pero no va
a resolver el problema masivo de los campos anegados”, explica el
investigador de la Universidad de San Luis.
Y
fundamenta: “Eso se resuelve de dos formas, con un manejo agrícola
que haga un consumo mayor del agua y a mayor profundidad, o con
sistemas de drenajes superintensivos donde uno coloca un sistema de
cañerías en los lotes o un sistema de drenajes hechos con máquinas
que estén a intervalos de 30 o 15 metros”.
“No
se puede pretender que nos liberen de los anegamientos los grandes
canales, eso lo que puede hacer es proteger áreas urbanas”,
concluye.
Fuente:
Ignacio Castro, Advierten procesos de erosión subterránea de agua “que hace 10 mil años no ocurrían”, 25/04/17, El Puntal de Río Cuarto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario