Así lo declaró
un testigo fundamental. Ocurrió 24 horas después de la desaparición
de Maldonado. Estaba "bajo el régimen de testigo protegido",
pero Patricia Bullrich lo nombró en su exposición ante el Senado.
Ariel Garzi salió a contar su verdad.
La tierra mapuche
se ha convertido en una herida, que se abre todos los días, mucho
más desde la desaparición forzada de Santiago Maldonado. Sabíamos
que alguien sabía algo más. Sabíamos que ese alguien había
entregado un dato crucial: una llamada a Santiago, ya desaparecido,
que alguna persona atendió, y que duró 22 segundos. Sabíamos que
podía ser rastreable, para saber a dónde estaba ese celular, horas
después de la represión en la Pu Lof Cushamen. Sabíamos de la
existencia de este testigo esencial, que se encontraba -según
afirmaciones del propio damnificado- bajo el "régimen de
identidad reservada, por decisión del juez federal Guido Otranto".
El miércoles 16
de agosto, el mismo día en que Otranto y centenares de uniformados
realizaban un rastrillaje monumental en la Pu Lof mapuche, la
ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, en una
exposición llevada a cabo ante la Comisión de Seguridad del Senado
Nacional -retransmitida por todos los canales de noticias a nivel
nacional- dijo públicamente el nombre, el apellido, nombre completo
de los padres, y la dirección de la casa del testigo -en teoría-
"puesto a resguardo" por el Estado Nacional.
Sabíamos de la
existencia de Ariel. Sabíamos que Ariel es amigo del Brujo. Sabíamos
que estaba oculto, por miedo a represalias por parte de las fuerzas
de seguridad o parapoliciales. Ahora ya no. Ahora no tiene sentido.
Ahora, la responsable de la seguridad nacional de todos los
argentinos y residentes, lo desprotegió, lo expuso, lo dejó sin
defensas. Ahora Ariel pide que lo nombren, que digan que su apellido
es Garzi, que muestren su imagen. Quiere visibilizarse para no ser
invisibilizado. Quiere contar su verdad.
- ¿Cómo te
enterás lo que pasó con Santiago?
- Me enteré por
radio FM Alas. Estábamos al tanto de la situación en Bariloche, de
las manifestaciones que se estaban haciendo, de los nueve detenidos.
Estaban informando que los peñi de la Comunidad estaban haciendo un
corte parcial en la ruta, fuera de la Pu Lof Cushamen. Estaban
panfleteando, dando a conocer la situación de los nueve detenidos y
del lonko Facundo Jones Huala. Después de una manifestación en
Esquel, el juez Guido Otranto mandó la orden de liberar el corte de
ruta. Y ahí es donde entra Gendarmería, sin ninguna autorización
legal, a reprimir. Directamente. Yo siempre estuve al tanto, por la
radio, por la información que me llegaba de conocidos. No pude
acercarme a apoyar por cuestiones legales (N de la R: Ariel explicará
más adelante sobre este impedimento). Después del allanamiento
estábamos al tanto sobre que había un desaparecido. Que se habían
llevado a uno. Cosa que no me preocupó porque, cuando yo caí
detenido el 10 de enero, también tardaron dos o tres días en ubicar
el lugar en donde me tenían. Al día siguiente me mandan una foto,
por whatsapp con la cara del muchacho que se habían llevado, y ahí
me di cuenta que era Santiago Maldonado. El Brujo. En ese mismo
momento, a lo primero que atiné fue agarrar mi teléfono y llamar.
Fue a las 15:23. Llamé a Santiago y alguien me atendió durante 22
segundos, sin emitir ninguna palabra. Se escuchaba una habitación
vacía, con ecos, pasos. Y lo primero que se me vino a la mente fue
el ruido de botas, caminando. En ningún momento me hablaron. Yo lo
llamaba a Santiago, a los gritos. La llamada dura 22 segundos, y me
cortan. Al minuto siguiente volví a llamar, y ya me daba como que el
teléfono estaba apagado.
- ¿Y a partir de
ahí que hiciste?
- Seguí llamando.
Al día siguiente también. Y siempre me dio apagado. Esto fue un día
después del operativo, pasadas las 24 horas. Y esta fue la prueba
que presenté en el juzgado federal de Esquel, ante el juez Guido
Otranto. Mostré la llamada, y la captura de pantalla.
- ¿Y cuando
presentaste esto que pasó?
- El juez Otranto,
ese lunes, ante la primera audiencia, me dio su palabra de que iba a
quedar como testigo resguardado, que no iba a dar a conocer mi
identidad, por una cuestión de seguridad. Ante lo cual
-evidentemente- "palabra" no tiene. Porque a los dos días,
la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, me dejó al descubierto,
fue casi como una "cadena nacional", en una conferencia que
hizo en el Senado, dando a conocer mi nombre completo, el de mis
padres, y mi domicilio antiguo en Neuquén. Y a partir de eso quedé
expuesto nacionalmente. En el canal TN me nombraron. Me avisó mi
vieja de esto. Dijeron que "Ariel Garzi había presentado la
prueba de un buzo", que se lo di en la mano al juez Otranto.
Porque él (Otranto) me había pedido una prenda de Santiago
Maldonado para hacer el rastrillaje. Y yo estoy 100% seguro que ese
buzo era de él (Santiago). Y ayer, en TN, dijeron que "Ariel
Garzi había presentado una prenda de Santiago Maldonado", lo
cual era incorrecto decirlo. Porque rompieron con el secreto de
sumario. Mis abogados se están encargando de los papeles legales,
como para responder. Porque me dejaron totalmente expuesto.
- ¿Lo conocías a
Santiago?
- Sí, al Brujito
lo conocía. Él siempre andaba paseando por la feria. Después de
conocerlo, conocí amigos en común. No nos juntábamos mucho, a
veces charlábamos, compartíamos los mismos ideales, la misma lucha.
Él estaba al tanto de la situación que yo viví el 10 de enero,
entonces, cada vez que nos veíamos, hablábamos de eso, y de
política. También nos cagábamos de risa, tomando unas cervezas.
- ¿Qué pasó el
10 de enero?
- Estaba en mi
casa, y escucho por radio Alas que Gendarmería iba a ingresar a
reprimir, porque querían liberar las vías de La Trochita (el Viejo
Expreso Patagónico); en la cual -supuestamente- los peñi habían
puesto obstáculos, manifestando en protesta. Esos obstáculos -de
los que hablaban- eran dos tablones de vía (durmientes) y un álamo
volteado, que tranquilamente pudo haberse caído de forma natural. El
juez Otranto mandó la orden de liberar las vías, y allí
-inmediatamente- me acerco a la Comunidad. Pasé una noche entera en
la guardia -porque como no soy mapuche, no puedo ingresar a la ruca
(a las casas) y me quedé allí, cuidando- y al día siguiente, a las
7 y media de la mañana, vemos que -del lado de El Maitén- venían
tres colectivos de larga distancia, de Gendarmería, montones de
camionetas, de GEOF, de civil, otras de la policía de Chubut,
camiones de caballos, y hasta un camión hidrante. Se repliegan en la
entrada de la Pu Lof con una cantidad aproximada de 250 gendarmes.
Nosotros éramos seis. Entregan la orden del ingreso, para liberar
las vías de La Trochita. El que estaba a cargo de la Comunidad les
niega el ingreso. Automáticamente, el jefe del operativo se retira,
e ingresa Gendarmería, disparando balas de goma y de plomo. Eran
aproximadamente 250, este número está en la causa, y -te repito-
nosotros éramos seis. Mucho no pudimos resistir. Yo fui el primero
al que redujeron, a unos 100 metros de la guardia, con un impacto de
bala de goma en la cabeza. Me voltearon. Y del resto, lograron
escapar algunos, y agarraron a tres.
- ¿Estuviste
detenido?
- Sí, en el penal
14 de Esquel, durante una semana. En el mismo penal en el que ahora
se encuentra Facundo Jones Huala.
- ¿Cómo te
trataron?
- Adentro no nos
pegaron, ni nada. Sólo el verdugueo verbal de los gendarmes, al
saber que nosotros éramos seis o siete, y terminaron siete gendarmes
gravemente heridos por impactos de piedras. Así que, el "bolazo"
y el verdugueo fue importante. Y ahora me quedó una causa por
"atentado a la autoridad". También me dejaron rotulado
como "terrorista", "miembro del RAM", lo cual es
totalmente incorrecto. Es imposible que sea miembro del RAM, porque
no soy mapuche. Solamente fui a apoyar, de la misma forma en que se
acercó Santiago Maldonado el 1 de agosto.
- ¿Después hubo
más episodios?
- Sí. A raíz de
lo del 10 de enero, recibí bastante hostigamiento por parte de la
policía de El Bolsón. Me pararon en la calle, me pegaron, me
subieron a los patrulleros, me gatillaron con un revolver 38 vacío,
queriéndome sacar información sobre la Comunidad. Información que
yo no tengo. Y si la tuviese, tampoco se las daría. Entiendo que
este accionar lo están usando contra todos los que quieren ir en
contra del sistema que nos quieren imponer. Es decir, a cualquiera
que se ubica en contra de ellos, le responden de esta manera.
- ¿Cómo estás
viviendo estas últimas horas, a partir de tu exposición forzada?
- Desde que pasó
lo de Santiago, traté de mantenerme lo más oculto que pude. Por una
cuestión de seguridad. Hasta que hace tres días, Bullrich me dejó
al descubierto. Y mis abogados me dijeron que la mejor manera de
mantenerme seguro es que me exponga, que haga conocer mi cara, y que
diga todo lo que sé. Que no es mucho. Pero esta prueba de la
llamada, evidentemente, los tiene bastante inquietos. Por eso se
están manejando de la manera en que se manejan.
- Lo de la llamada
no trascendió tanto.
- No, lo
ocultaron, y siguen tratando de ocultarlo. Dicen que es mentira, o
que yo -cuando testifiqué- dije mal el nombre de Santiago. Bullrich
dijo que yo dije "Sebastián Maldonado". Cosa que me parece
totalmente ilógica. ¿Cómo no voy a saber el nombre de mi amigo,
por el cual estoy haciendo esto?
- ¿También te
dijeron algo del teléfono?
- Sí. El número
que yo tenía (de Santiago) en ese momento, tenía característica
chilena. A la semana que yo declaré, me dijeron que ya tenían el
resultado del rastrillaje, de la triangulación. Porque lo que
estamos queriendo saber es desde dónde me atendieron la llamada que
hice, para tener una noción de dónde estaba Santiago, dónde lo
tenían, y con quién estaba. Y lo que me dijo el defensor público,
(Fernando) Machado, hace dos días, es que hay que pedirle al Estado
chileno -al ser un teléfono de característica chilena- una orden
que habilite a la empresa (de telecomunicaciones) chilena, para que
puedan hacer el rastrillaje, la triangulación y dar las coordenadas.
Me dijo que eso iba a demorar entre dos y tres semanas. Cuando ya
estamos a 20 días de la desaparición de Santiago.
- Y sin embargo,
cuando lo capturaron a Facundo Jones Huala...
- Sí... no
tardaron nada. ¡En seguida lo querían llevar para Chile! Por eso,
entonces, es que pienso que lo están ocultando.
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Fuente:
"Llamé a Santiago y alguien me atendió durante 22 segundos", 20/08/17, Revista Crítica. Consultado 21/08/17.
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