Para expertos, resembrar no es prioritario, ya que el monte “vuelve solo”. Sugieren recuperar el suelo, eliminar exóticas y evitar más incendios.
por Lucas Viano
Los incendios
queman montes y pastizales nativos, ambientes que brindan servicios
ecosistémicos a los cordobeses como la retención de agua y suelo y
la regulación del clima. También arruinan el paisaje y el capital
turístico.
Recuperar esos
ambientes requiere medidas puntuales y mucha paciencia. Resembrar con
semillas autóctonas ayuda, pero no es la acción más importante.
Según los expertos, el bosque tiene la capacidad de recuperarse
solo. Investigadores de la Estación Forestal Villa Dolores del
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) apuntan a
recuperar el suelo como medida principal. Para ello proponen dos
acciones.
Una es reducir la
erosión eólica e hídrica y otra aportar materia orgánica.
Para la primera,
sugieren crear retenes naturales de suelo con maderas caídas y
quemadas y piedras. “Estas fajas tienen permeabilidad, para que
ocurra retención y sedimentación de las partículas del suelo,
cenizas, semillas y restos vegetales, se frene la velocidad del agua
y se redireccione hacia sitios donde se infiltrará”, explica
Marcela Ledesma, del Inta.
En tanto, el
aporte de materia orgánica puede hacerse mediante la dispersión de
trozos de ramas de los arbustos y árboles quemados. “También se
puede incorporar guano y restos vegetales obtenidos en bosques
aledaños no dañados por los incendios”, apunta.
Por su parte, Ana
Cingolani, bióloga especialista en restauración de ambientes con
monte e investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba y del
Conicet, asegura que la mejor forma de remediar los predios quemados
es dejar que la naturaleza haga su trabajo.
Para ello, es
esencial impedir nuevos incendios en el sector y también erradicar
las especies exóticas. “Hay que eliminar los ejemplares exóticos
que se vean rebrotando o que hayan quedado sin quemar. Estas especies
crecen unas seis veces más rápido que las nativas. Si no las
sacamos, no van a dejar que la flora autóctona se recupere”,
explica.
Según Cingolani,
en la mayoría de las zonas serranas las especies exóticas (siempre
verde, acacia negra, zarzamora, olmo y grataegus) están
entremezcladas con flora nativa. “Es mucho más importante sacar
especies exóticas para que las nativas rebrotantes puedan crecer que
plantar nuevas especies nativas. Recordemos que alrededor del 90 por
ciento de las nativas rebrotan solas tras un incendio”, dice la
bióloga.
La experta
explica que un bosque de 50 años tiene menos riesgo de incendio.
“Los bosques maduros tienen árboles grandes que dan más sombra y
a la sombra crecen especies que son mucho menos combustibles que los
pastos. Es más difícil que el fuego llegue al bosque”, detalla.
De hecho la
mayoría de los últimos incendios ocurrieron en zonas donde abundan
pastizales o pastos entremezclados con arbustos y árboles de baja
altura (menos de tres metros), además de flora exótica.
En tanto, Ledesma
insiste con el cuidado del suelo y señala que para ello es esencial
favorecer el desarrollo de especies “cubresuelos” y ser pacientes
hasta que comience la regeneración natural de las especies leñosas
y la recuperación de la fauna.
Es un paso
necesario, pero crítico ya que estas especies cubresuelos son
vulnerables a nuevos incendios, con lo cual es vital que el fuego no
vuelva al lugar por varios años. “El mantenimiento de cortafuegos
perimetrales e internos y el pastoreo controlado durante el primer
invierno posfuego ayudan a reducir el riesgo de propagación del
fuego”, ejemplifica a su vez Ledesma.
Aunque quemados,
los árboles de buen porte tienen la capacidad de rebrotar. Además,
funcionan como perchas, en donde se posan las aves que defecan
semillas, lo que permitirá regenerar muchas otras especies vegetales
que se perdieron con el fuego. Esos árboles también serán soporte
de enredaderas y sitios de nidificación.
Ledesma indica
que luego de la primera temporada de lluvia tras el incendio se puede
evaluar la situación. “Si fuera necesario aumentar la cantidad de
plantas o de especies, la tarea se inicia en la siguiente temporada
de lluvias”, agrega.
Un punto clave
ligado a la ley de bosques
Otra medida
esencial señalada por los especialistas es controlar que los sitios
incendiados conserven su categoría según la ley de bosques, para
evitar que algunos utilicen el fuego como justificación para
transformar el monte nativo en predios agrícolas o ganaderos.
Fuente:
Lucas Viano, Cómo “reverdecer” las sierras tras el fuego, 23/09/17, La Voz del Interior. Consultado 23/09/17.
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